Bizancio en La Historia del Mueble
En el año 330 d. C. Constantino trasladó la capital del Imperio de Roma a Bizancio. El nombre “Bizancio” llegó a usarse en la totalidad de la parte oriental del Imperio Romano. Durante el gobierno de Constantino, Constantinopla se convirtió en la sucesora de Roma. Constantinopla se convirtió en el gran centro comercial, político y religioso de su época. Fue también el principal centro artístico, reuniendo y albergando en él a los artistas y artesanos más relevantes en todo tipo de artesanía de lujo.
La mayoría de los emperadores eran coleccionistas de arte y sus palacios estaban soberbiamente amueblados. Los talleres y tiendas estaban situados en el interior del Gran Palacio de los Emperadores y eran famosos por los trabajos en marfil, metal, bordados y esmaltes.
Desgraciadamente, no se conserva ningún mobiliario doméstico, y la única prueba que tenemos son los documentos de la época, ilustraciones de los manuscritos, mosaicos y murales. Los mosaicos, la gran gloria del arte bizantino, revestían las paredes y suelos de los palacios. Los mosaicos muestran claramente la mezcla de las dos tradiciones que formaban las bases del arte bizantino; el elegante refinamiento del helenismo junto con el formalismo oriental.
El mobiliario del palacio real era espléndido, las crónicas hablan de que en los banquetes se usaban mesas de marfil y oro. Las mesas, generalmente de piedra o metal, eran parecidas a las romanas; las de comer eran redondas o en forma de D. En las casas modestas eran simplemente rectangulares y de madera, en Bizancio se conservaron todas las técnicas de los ebanistas clásicos.
Los muebles de los que se tienen más datos son las sillas y tronos. Los tronos parecen que eran, de madera maciza con formas arquitectónicas y decoración pintada. Algunos estaban realizados con materiales preciosos, decorados con joyas y con bellos cojines. Bizancio era famoso por sus magníficas tallas realizadas en marfil. Los paneles de marfil se incorporaban a muchos objetos como: arcas, estuches y puertas. Se conservaban aún los clásicos y populares taburetes y sillas plegables o en forma de X, con asientos de cuero.
Las camas eran al modo clásico pero desaparecieron los reposacabezas. Algunas tenían elaboradas patas torneadas, otras eran arquitectónicas y tenían baldaquinos y columnas. Las clases adinerada tenían mantas, sábanas, colchas y cubrecamas con bordados muy trabajados.
22 de Agosto de 2012. Todo en Sillas y Mesas con la Historia del Mueble.
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